¡Déjate llevar!
Hace algunos días estaba chachareando con algunas compañeras de trabajo sobre esas banalidades de las que hablamos cuando queremos evitar discutir las noticias, los asesinatos, la política, el tapón y el propio trabajo. Y, como casi siempre, terminamos hablando de sexo.
También, como casi siempre, una de las compañeras habló muy poco sobre el tema y prácticamente se dedicó a escucharnos y a poner caras de asombro, de risa, de curiosidad, de picardía y hasta de asco. Siempre he tratado de que se inserte en la conversa de manera un poco más activa, pero esta vez preferí no hacerlo. A veces soy muy impulsiva y quiero que las cosas pasen. Luego me doy cuenta de que ¡helloooo! no todas somos iguales y me regaño recordándome que lo que nos hace maravillosas es precisamente que somos únicas y diferentes.
¡Pero mire mi herrrmana! La compañera se ha soltao una expresión que nos dejó a todas en un silencio que pareció eterno, como cuando la realidad te da en la cara. Dijo: “¡Es que ustedes siempre están hablando de estar con otras personas y yo no tengo sexo con alguien hace más de 10 años! ¡Yo me masturbo y punto!”
Cuando regresamos del silencio la conversación se puso mejor y la compañera habló hasta por los codos. Nosotras aceptamos que es cierto, que hablamos de sexo cuando nos referimos a hacerlo con otras personas. Y llegamos a la conclusión de que así ha sido casi siempre: hablamos de la intimidad cuando es compartida, cuando involucra a alguien más, cuando hay otra persona en la que podamos apoyar el mucho o poco pudor que tengamos.
¿Y por qué lo hacemos? ¿Por qué no hablamos de la masturbación como lo que es: una expresión de amor y placer propio? ¿Por qué lo relegamos a un acto tan secreto que llegamos, incluso, a negarlo? Tiendo a pensar que lo hacemos porque nos han educado e instruido de manera errónea al hacernos pensar que la masturbación es “mala” o que se debe tratar como una escena clandestina.
Y por supuesto que esto no es un llamado al exhibicionismo, pero ¡contra! tampoco debemos actuar como si la masturbación fuera un delito grave.
Un sinnúmero de estudios científicos confirma que la masturbación tiene beneficios para la salud física y mental ya que al practicarla el cuerpo libera endorfinas, que son las hormonas que bloquean el dolor y nos hacen sentir bien.
Inicialmente, la masturbación te ayuda a conocer tu cuerpo y descubrir qué te gusta sexualmente y cuáles son tus zonas de mayor placer sexual. Al masturbarte liberas tensión sexual, reduces el estrés, alivia dolores menstruales y tensión muscular, se fortalece el tono muscular de tu zona pélvica y anal, mejora tu autoestima e imagen corporal, mejoran los problemas sexuales y hasta te ayuda a dormir mejor.
Además, y sin que esto sea una crítica a otros tipos de actos sexuales, la masturbación es, sin duda, el más seguro de todos, pues no conlleva el riesgo de embarazo ni de contraer enfermedades de transmisión sexual.
En fin, hermana, que nada te detenga. Haz shopping en esta página para que encuentres los gadgets más apropiados para el tipo de masturbación que te gusta practicar. ¡Aquí hay de todo! Desde balitas, dildos y vibradores, hasta “rabbits”, lenguas y el PO-DE-RO-SO succionador… de ese te hablo en nuestro próximo encuentro. Mientras tanto, descúbrete, tócate y ¡déjate llevar!
Mientras tanto, descúbrete, tócate y ¡déjate llevar!
Matea
Let yourself go…
A few days ago, I was talking with a group of co-workers about trivial things, those you talk about when you want to avoid discussing the news, murders, politics, traffic or work itself. And, as usual, we ended up talking about sex.
Also, as usual, one of the girls spoke very little about the topic and mostly just listened, reacting with amazement, laughter, naughtiness and, at moments, even disgust. I usually try to insert her in the conversation, but this time I chose not to do it. Sometimes I’m very impulsive and just want things to happen. Then later I realize that, hellooo, we are all not the same. Then I tell myself off remembering that what makes us wonderful is precisely the fact that we are unique and different.
But that day, when we least expected it, the girl blurted out something that quieted the room. The silence seemed to last forever. Her words felt like a reality slap on the face. She said: “It’s just that you’re always talking about being with other people and I haven’t had sex with anyone in more than ten years! I just masturbate!”
When we recovered from the shock, the conversation took a better turn and our friend couldn’t stop talking. We had to accept she was right in the sense that when we talk about sex, we’re referring to doing it with other people. And we concluded that that’s the way it’s almost always been: we talk about intimacy when it’s shared, when it involves someone else, when there’s someone that can support us no matter how much or little modesty we feel.
And why do we do it? Why don’t we talk about masturbation as it is: an expression of self-love and self-pleasure. Why do we relegate it to an act so secret that we even deny it? I tend to think that we do it because we have been erroneously educated and instructed to perceive masturbation as “bad” o something that should be treated as a clandestine act.
So, sisters, let nothing stop you! Go shopping in this site so you can find the most appropriate gadgets for the type of self-pleasure you like to practice. You can find everything here! From bullets, dildos and vibrators, to “rabbits” and the POWER-FUL
satisfyer…but I’ll talk about this one in our next encounter.
In the meantime, discover yourself, touch yourself and let yourself go!
